Episodios como
estrategia de relato

Por Pablo Canén y Leonardo Altmann

Los episodios de ciudad que detallan distintos hitos o momentos de Montevideo no pretenden ser una periodización histórica completa, tampoco pretenden cubrir de forma total la vastedad de la geografía de Montevideo. Estos episodios son parte de una infraestructura argumental para enunciar sistemas que permitan visibilizar diferentes transformaciones a lo largo de la historia de Montevideo, dando un giro hacia una apreciación territorial del patrimonio.

Las partes reconocibles dentro de estos distintos episodios de ciudad pueden discutirse, ampliarse, eventualmente superponerse y son deliberadamente provisionales. A efectos operativos, se pretende ordenar estos sistemas de forma secuencial en el tiempo, aunque resulte discontinua pueda ser discontinua y tampoco pueda asignarse a un recorte territorial euclidiano, un polígono reconocible que pueda ser observado para su comprensión por parte de la ciudadanía en la profundización de un relato histórico sobre la conformación de los 300 años de la ciudad de Montevideo.


01. CIUDAD COLONIAL. Del damero hispánico y los dispositivos defensivos. 1724-1829

La Ciudad Antigua de Montevideo experimentó un desarrollo que abarcó un siglo desde el afincamiento español hasta la Independencia. A pesar de las diferencias entre la era colonial y poscolonial, la Ciudad Antigua se destacó como entidad distintiva en la historia urbana de Montevideo, especialmente a partir del siglo XVIII. Aunque la Modernización transformó la ciudad, se pueden observar vestigios arquitectónicos y urbanos de esa época en la Montevideo actual.

Durante la colonización española, Montevideo experimentó transformaciones a lo largo de más de un siglo, desde la etapa fundacional hasta la Crisis con la Independencia de la Banda Oriental. La planificación territorial se centró en crear una ciudad amurallada que funcionaba como centro administrativo, religioso, comercial y estratégico. La construcción de las murallas y la creación de la Gobernación de Montevideo en 1751 fueron hitos importantes en su desarrollo territorial y político, generando efectos diversos en la estructura urbana.

La Plaza Mayor y la calle del Portón de San Pedro (luego 25 de mayo) fueron fundamentales en la expansión de la ciudad durante la época colonial, conectando el tejido urbano con el Puerto y las murallas. La Ciudad adquirió su estructura característica durante este período, con una periferia que se desarrolló alrededor de sus áreas centrales. Las zonas marginales y empobrecidas en el siglo XIX, como el Campo de Marte y la Aguada, reflejan las tendencias coloniales de la Corona española en la planificación urbana de Montevideo.

La génesis morfológica de la ciudad se vio influenciada por la construcción de murallas, el incremento demográfico y la nueva realidad política y económica de la Colonia en el siglo XVIII. Los primeros amanzanamientos se alinearon en los frentes de las parcelas, creando áreas interiores con patios y huertos, permitiendo la compatibilización de las construcciones con el generoso parcelamiento de la ciudad. La arquitectura se desarrolló longitudinalmente sobre la calle, definiendo así el espacio público con los escasos recursos disponibles. La casa de patios marcó la superación de la ciudad colonial primitiva y la introducción de nuevos modelos arquitectónicos basados en la construcción total de las parcelas y la conformación compacta de locales y patios.


02. CIUDAD REPUBLICANA. De la ciudad nueva 1829-1843

La demolición de las murallas de Montevideo representó el final del dominio colonial y el inicio de una nueva era para la ciudad. La idea de José Ma. Reyes expandió la ciudad hacia el antiguo Ejido colonial, ajustándose a los valores liberales de ese período. Sin embargo, las guerras civiles continúan obstaculizando el logro de los nuevos objetivos. El plan de Reyes reestructuró las rutas originales de la colonia, alineando la ciudad a lo largo de la Avenida 18 de Julio. La Ciudad Poscolonial desafió la limitación jerárquica de la ciudad y desarrolló centros descentralizados, como Villa Cosmópolis y Pueblo Victoria. La Guerra Grande provocó una separación de la ciudad con establecimientos dispersos. Montevideo reforzó su paisaje urbano con la edificación de estructuras destacadas durante la Guerra Grande. La Plaza Independencia se transformó en un nuevo centro urbano, alterando la configuración de la ciudad.

Los estudios de Capurro evidencian la clara diferencia en términos formales y tipológicos entre la antigua y la nueva urbe de Montevideo, manteniendo una conexión fragmentada en sus estructuras que se mantiene vigente en la actualidad. Los exteriores imitaron los estilos de la Ciudad Colonial, con zonas de patios y edificios de diversas dimensiones y características, principalmente al norte, cerca de la Bahía y el Puerto. Las áreas residenciales periféricas se ubicaron al oeste y sur de la ciudad, en el espacio exterior a las murallas. La Ciudad Nueva vio disminuido su potencial urbano a causa de daños y variaciones en la población a raíz de enfrentamientos militares, así como por las fortificaciones en los límites del Ejido. Los conventillos en las manzanas de la Ciudad Nueva, fuera de las viejas murallas, cumplieron su propósito durante la complicada etapa poscolonial. Básicamente, la Ciudad Vieja en Montevideo muestra un enfoque centralizado y reservado, recibiendo influencias urbanas europeas.

Aunque las fortificaciones desaparecieron, la Ciudad Postcolonial en Montevideo conservó la continuidad morfológica y tipológica en su arquitectura. La supresión de los muros medievales en las ciudades europeas representó un cambio drástico, pero en Montevideo se suavizó mediante criterios organizativos y valores culturales arraigados. La Antigua Ciudad fue evolucionando gradualmente, desarrollando una cohesión y una singularidad distintiva. Se resaltaron diferentes aspectos como el diseño urbano regular, el espacio cuadrado del terreno, la calle sin salida, los terrenos de tamaño pequeño y mediano, y la uniformidad en los estilos arquitectónicos. Los límites entre los espacios públicos y privados estaban bien definidos, de acuerdo a normas culturales en la vida urbana.


03. CIUDAD SITIADORA. De la ciudad dispersa 1839-1851

En 1830, comienza oficialmente la vida republicana de Uruguay, pero muy pronto las facciones blancas y coloradas, surgidas en torno a los principales caudillos (Oribe y Rivera) entraron en conflicto, dentro de un escenario geopolítico más amplio. Este conflicto involucraba a los unitarios (aliados a los colorados) y a los federales de Argentina (aliados a los blancos), el Imperio Británico, Francia y a los independentistas del sur de Brasil, inclusive. La Guerra Grande (1839-1851) es un episodio complejo y fundamental para entender el Uruguay de la modernización en el último tercio del siglo XIX. Territorialmente, este conflicto puede resumirse en parte a través del plano del agrimensor Pedro Pico de 1846, que muestra cómo la necesidad de generar fortificaciones y trincheras para defenderse de la ciudad sitiadora afectó el desarrollo urbano. (Figuras 9 y 10). La facción blanca, que rodeaba la ciudad, estableció enclaves estratégicos en el Buceo para su aduana, en el Cerrito de la Victoria (Gobierno del Cerrito) para fines militares, y en zonas como el Miguelete y las chacras, además de crear un casco cívico en la Unión. Durante los ocho años que duró el sitio, Montevideo permaneció comunicada con el mundo gracias a su puerto, que no fue bloqueado. Mientras tanto, los sitiadores, al no poder tomar la ciudad, comenzaron a construir su propio territorio con un puerto en el Buceo, una zona cívica en la Unión y desarrollos residenciales en el Miguelete.


04. CIUDAD PATRICIA. De las chacras y casas quinta 1860-1893

La evolución del Prado a una "zona residencial dispersa" ocurrió durante la Guerra Grande, con el incremento de la población sitiadora de Oribe en la zona. Después de la conclusión de la guerra, se inició una nueva disposición del territorio, promovida por las carreteras que enlazaban la ciudad con esta región. Se fortaleció el Paso Molino, se implementó el tranvía y se construyeron casas quintas que, según Andreatta (2011), sustituyeron a las antiguas casonas rurales por opulentas mansiones. De acuerdo con Susana Antola, estas zonas se transformaron en "comunidades habitacionales de las clases altas", añadiendo una vida social elegante a la anterior vida rural pobre. En su estudio sobre las Casas Quintas del Prado, Lucchini (1973) declaraba que, según Gustavo Giovannoni, estos ejemplares arquitectónicos cumplen una función distintiva en la ciudad de Montevideo. De acuerdo con el escritor, el sistema de Casas Quintas era valioso por sus funciones públicas reales y virtuales, y no tanto por su tradición, historia o estilo arquitectónico. Lo importante en este caso es la importancia de su estructura, la cual debe ser entendida y mantenida.


05. CIUDAD DE LA EXPANSIÓN. De la casa estándar y las clases medias 1868-1915

Durante el siglo XIX, Montevideo experimentó una expansión territorial notable debido a un aumento de la población sin igual, impulsado por mejoras en la economía y la política. Entre 1875 y 1890, la población de la ciudad se multiplicó por dos, gracias a un nuevo plan urbanístico que tenía como objetivo reorganizar la estructura precapitalista del país. Esta evolución generó un sistema capitalista global encabezado por Gran Bretaña, convirtiendo a Montevideo en una capital sobredimensionada que acumulaba los recursos nacionales. El crecimiento de la ciudad se centró en la Ciudad Novísima (1872) de Francisco Surroca, con un diseño que tenía como objetivo reorganizar de manera más eficaz las estructuras existentes, extendiendo, con leves variantes la grilla regular de la ciudad nueva hasta el posterior boulevard de circunvalación (Br. Artigas), consolidado desde 1878 en que fue creado por decreto.

No obstante, se encontraron obstáculos como la falta de conectividad y la repetición excesiva de un patrón urbano. La urbanización periférica con fraccionamientos y nuevos barrios se respaldó con una red de transporte público, basado en el tranvía -primero tracción a sangre y luego eléctrico- modificando la movilidad dentro de la ciudad. Este proceso provocó un cambio cualitativo en la disponibilidad de suelo urbano, promoviendo el crecimiento de nuevas clases medias y la caótica expansión de Montevideo. El plano de Montevideo en 1925 muestra las marcadas disparidades morfológicas entre las zonas principales y secundarias de la ciudad. Aunque hubo esfuerzos técnicos para analizar la planificación urbana en los albores del siglo, las medidas regulatorias adoptadas desde la administración departamental por Lerena Acevedo y Baroffio fueron cruciales.

Allí fueron estructurantes la creación de espacios públicos, la implementación de reglas para ampliar calles y avenidas, y la construcción de parques urbanos y la Rambla Costanera. Más tarde, bajo la administración de José Batlle y Ordóñez, se renovaron las zonas céntricas y se erigieron inmuebles emblemáticos de la ciudad. En el centro histórico, el espacio público se destacaba por redes densas de construcciones uniformes, con elementos puntuales como el Palacio Legislativo. Durante el proceso de expansión liberal, la construcción del nuevo Puerto de Montevideo cambió de forma radical las direcciones de crecimiento de la ciudad.

Una nueva configuración urbana surgió en la ciudad, con una zona central compacta y residencial en el área de Br. Artigas, y áreas circundantes agrupadas en torno a antiguas rutas de entrada. El desarrollo de los barrios en el centro urbano ha seguido un camino constante desde la Ciudad Vieja hasta las zonas periféricas. Más allá de esta zona, los barrios han perdido su cercanía y están asociados a asentamientos antiguos y desarrollos inmobiliarios con objetivos especulativos.


06. CIUDAD INDUSTRIAL. Del patrimonio ferroviario 1880-1953

Central Uruguay Railway Company

A finales del siglo XVIII, Peñarol era un área rural con poca población, que creció con la llegada de los ingleses en 1890. La introducción del ferrocarril después de la Guerra Grande (1868) transformó la zona y la industrialización se aceleró. En 2010, se inició un proceso para incluir al "Barrio Peñarol: casco histórico y paisaje industrial ferroviario" en la lista indicativa de la UNESCO. El barrio conserva su valor como patrimonio industrial y tiene un rico patrimonio cultural. En un área de 24 hectáreas se encuentran viviendas de alto rango, talleres ferroviarios, una estación de trenes, un centro de entretenimiento, entre otros elementos. La empresa ferroviaria de capitales británicos hasta 1949 agregó una mezcla cultural única al sitio. La Comisión Especial Permanente recientemente gestiona este patrimonio y enfrenta el desafío de reprogramar las infraestructuras ante el abandono parcial de la AFE. El casco urbano histórico fue fundado a fines del siglo XIX con la llegada de los talleres ferroviarios, transformando las antiguas tierras rurales. Este territorio integral refleja influencias extranjeras y criollas, generando interés en explorar nuevas prácticas de gestión. La zona presenta nuevos escenarios de inversión debido a la necesidad de rehabilitar y preservar su valioso patrimonio industrial y cultural.


07. CIUDAD DEL RETIRO. Del trazado jardín y el ocio modernista. 1912-1940

Este episodio está caracterizado por el trazado jardín, con clara pulsión hacia la costa. En relación a Carrasco y Punta Gorda, su origen como zona de playa exclusiva en Montevideo a principios de siglo se refleja en un diseño urbano inspirado en el suburbio jardín, con amplias áreas verdes y elegantes residencias. En la actualidad, la organización está experimentando un cambio en el estilo de vida de las clases medias y altas, con un proceso de despoblamiento en algunas áreas residenciales y una mayor polarización social hacia Carrasco Norte. Tanto Pocitos como Carrasco y Punta Gorda tienen una relación especial con la costa. La importancia de estar cerca del mar se reconoce en el siglo XX como un factor positivo para mejorar la calidad de vida, según las ideas higienistas de la época y el pulso del turismo a través de la creación de la sociedad anónima "Balneario Carrasco". Lo que inicialmente fue un balneario, más tarde absorbido por la expansión urbana, mantiene las condiciones de un trazado pintoresquista con una impronta de suburbio jardín. Esta característica es reconocida en la zonificación terciaria del Plan Carrasco como un elemento importante, materia de trabajo constante de la Comisión Especial Permanente, que busca protegerlo. Comparable en cierto sentido al Prado, en esta zona se observa un FOS de baja intensidad con un patrimonio vegetal significativo, tanto en el ámbito público como en el privado, que se debe resguardar.


08. CIUDAD BATLLISTA. Del monumentalismo republicano 1903-1933

Posteriormente, durante el Gobierno de José Batlle y Ordóñez, se recalificaron las áreas centrales y se construyeron edificios representativos de la ciudad. El espacio público en el casco central se caracterizó por densas retículas uniformemente construidas, con intervenciones puntuales como el Palacio Legislativo. La construcción del nuevo Puerto de Montevideo durante el proceso de expansión liberal alteró radicalmente las líneas de crecimiento de la ciudad. Se generó una nueva estructura urbana en la ciudad, con un área central compacta y residencial dentro de los límites de Br. Artigas, y periferias organizadas alrededor de antiguos caminos de acceso. La evolución histórica de los barrios en el área central ha sido relativamente continua, desde la Ciudad Vieja hasta el perímetro exterior. Fuera de esta área, los barrios han perdido contigüidad y se identifican con antiguos asentamientos y loteos especulativos. La apropiación social del territorio ha cambiado, con un crecimiento hacia la periferia de sectores medios y bajos, y la concentración de las clases altas en áreas privilegiadas. La ciudad se ha fracturado socialmente de manera significativa.


09. CIUDAD HIGIENISTA. Estructura histórico urbana del suburbio popular 1928-1968

A partir de la sanción de normativas nacionales y departamentales de influencia higienista y de su expresión en la regulación de la edificación, se estableció el desarrollo de un hábitat con estándares de aire, luz e infraestructuras que potencian el desarrollo de la ciudad moderna.

Para democratizar el acceso a la vivienda moderna, saludable, desde los tejidos barriales, las normas fueron complementadas con estrategias de disposición masiva de desarrollo tipológicos generados por las oficinas departamentales (plano económico) para garantizar el cumplimiento de las disposiciones de higiene de la vivienda en todos los sectores sociales. Así, entre las décadas de 1940 al 60 se estructuró un suburbio popular que incorporó el plano económico, materializado por autoconstrucción por esfuerzo propio, movilizando a grupos barriales para acceder al suelo y viviendas y correctos estándares de diseño e higiene y salubridad, a mediados del siglo XX. La administración estatal ofrecía una resolución tipológica a las familias, adaptada según el tamaño y terminaciones de las viviendas, aunque las proporciones y la distribución de los espacios comunes y recursos eran estandarizadas por la burocracia, expertos en temas habitacionales y urbanísticos. Su disposición masiva en amplias periferias de baja densidad dentro de trazados inspirados en la ciudad jardín (con el caso emblemático de Jardines del Hipódromo) dio carácter a amplios sectores de la periferia montevideana de mediados del siglo XX.

Este esquema entró en crisis acoplándose al deterioro económico de la década de 1960, y en especial la espiral inflacionaria y el decaimiento del mercado de suelo y viviendas para sectores de ingresos medios y bajos. Será la ley plan nacional de vivienda de 1968, que generará a partir del sistema cooperativo una nueva generación de mecanismos de acceso a suelo y vivienda para estos estamentos asalariados, ya basados en grandes conjuntos de viviendas.


10. CIUDAD MODERNA. Estructura histórico urbana de las arquitecturas modernas 1930-1973

En la etapa inicial de la Ciudad Moderna, se destacó por incorporar las ideas del Movimiento Moderno desde los años veinte, lo que resultó en la aparición de prácticas innovadoras y una nueva actitud urbana. Una generación destacada de arquitectos incorporó progresivamente estos principios al proceso de modernizar Montevideo. Aunque no había regulación adecuada, la ciudad alcanzó una notable uniformidad arquitectónica, caracterizada por barrios socialmente reconocibles. A pesar de algunas discrepancias, la Ciudad Moderna de 1945 era reconocida por su excelencia en diseño urbano y arquitectura, sirviendo de inspiración para cambios futuros.

Hasta el año 1945, Montevideo continuó creciendo de forma horizontal, alcanzando sus límites actuales en el departamento, a diferencia de la escasa densificación en las zonas centrales. La urbanización se llevó a cabo de manera rápida, con fraccionamientos privados repetitivos que aseguraban la consistencia de los barrios y la arquitectura. La ciudad estaba organizada en zonas centrales, intermedias y periféricas. En zonas centrales, se aumentó la densidad de construcciones importantes como 18 de Julio y los edificios emblemáticos. En las zonas intermedias, se desarrollaron diferentes tipos de vecindarios residenciales con un ambiente de alta calidad. Montevideo se convirtió en una ciudad moderna, bien equipada y con un alto nivel de categorización.

Hasta 1945, Montevideo continuó creciendo de manera horizontal, alcanzando sus límites actuales en el departamento, a diferencia de la escasa densificación en las zonas centrales. La urbanización se llevó a cabo de manera rápida, con fraccionamientos privados repetitivos que aseguraban la cohesión de los barrios y la arquitectura. La ciudad se dividió en zonas centrales, intermedias y periféricas. En las zonas centrales se aumentó la densidad de las principales edificaciones, como 18 de Julio y los edificios emblemáticos. En las zonas intermedias, se desarrollaron diferentes tipos de barrios residenciales con un entorno ambiental de alta calidad. Montevideo evolucionó hacia una urbe actualizada, con buen equipamiento y estructura jerarquizada.

En Uruguay, la estabilidad de las costumbres urbanas estaba relacionada con procesos sociales y culturales. Hasta 1945. El Plan Director (1956) de la ciudad no se adhirió a una sola corriente de pensamiento, sino que combinó ideas del CIAM y de otros proyectos urbanísticos. Se fijaron criterios como la zonificación funcional, la densidad y la elaboración de zonas verdes. Se planteó la idea de controlar el crecimiento sin control de la ciudad y promover la densificación y el desarrollo de núcleos satélites. Se desarrolló una división territorial según la funcionalidad y la accesibilidad a servicios y equipamientos comunitarios. La Ley de Centros Poblados (1946) fue aprobada para controlar el crecimiento de las ciudades y detener la especulación de propiedades. La Ley de Propiedad Horizontal (1946) fomentó la edificación de edificios altos y cambió la apariencia de la ciudad con estilos y tecnologías nuevas en la arquitectura.

Junto a las ordenanzas de 1947 se constituyó un cuerpo normativo que tuvo la imagen objetivo de una ciudad que luego desarrollaría otros procesos. Para finales de la década de 1950 la crisis económica estaba instalada y el modelo territorial planteado difícilmente se ajustaba a la realidad. Sin embargo, el Plan Director mantuvo su vigencia administrativa, y sería revisado recién en los atisbos de la recuperación democrática.


11. CIUDAD DE LA VIVIENDA. De los grandes conjuntos 1968-1991

La implementación de la Ley Nacional de Vivienda en la Ciudad generó cambios trascendentales, siendo el esfuerzo más importante del Estado en producción de vivienda. A pesar de las diferencias en las políticas de vivienda, se mantuvo una continuidad enfoque urbano y arquitectónico. La ideología de la ley se centraba en el desarrollo social y político, basado en la reactivación nacional a través de la construcción. Sin una definición urbanística precisa, los cambios en la vivienda se vieron afectados por las políticas residenciales y económicas. La falta de intervención adecuada llevó a distorsiones bajo un enfoque neoliberal, generando una transformación negativa en la ciudad. Barrios como Malvín Norte constituyen verdaderos laboratorios a cielo abierto de diferentes políticas de vivienda: conjuntos de promoción privada, promoción pública, cooperativas de ahorro previo y de ayuda mutua, conjuntos intercooperativos, tanto como núcleos básicos evolutivos y otras modalidades del tiempo reciente.

La institucionalización del MVOTMA (1990) y el consecuente inicio de la política del Sistema Integrado de Acceso a la Vivienda, implicó una reconfiguración de las políticas habitacionales y urbanas para sectores asalariados y socialmente vulnerables que generó otras dinámicas tipo-morfológicas muy diferentes a las del cooperativismo vivienda.


12. CIUDAD METROPOLITANA. De las periferias polifuncionales 1974-2024

La globalización, la reestructuración económica y la reforma del Estado son factores que influyen en las transformaciones socioterritoriales del Área Metropolitana de Montevideo (AMM). Estos cambios se observan en cinco áreas principales: el crecimiento de la población, la forma y características del territorio, la economía local, la segregación social y las prácticas administrativas en las instituciones. La Región Metropolitana, situada en el litoral sur de Uruguay e incluyendo Montevideo y partes de Canelones y San José, tiene una extensión de 2.500 km² y concentra el 57% de la población nacional. La urbanización temprana de Montevideo y su establecimiento como principal centro nacional han impactado en su organización espacial.

El tiempo reciente, ha causado transformaciones importantes en la manera en que las ciudades interactúan a nivel internacional, impactando en sus organizaciones convencionales. En la ciudad de Montevideo, se ha visto un crecimiento urbano con una marcada tendencia hacia la suburbanización, en especial hacia la Ciudad de la Costa, que ha evolucionado de ser un lugar para casas de veraneo a una zona de residencia durante todo el año. El aumento de la población en áreas periféricas y la disminución en zonas urbanas consolidadas han impulsado este crecimiento, junto con la movilidad y nuevas preferencias de localización territorial.


13. CIUDAD GENÉRICA. De las zonas de excepción 1985-

La "Montevideo genérica", podría dar cuenta de procesos de “despojo de identidad y carácter (...) sensaciones tenues y vaciadas de lo público” con fuertes referencias programáticas hacia las oficinas corporativas, los hoteles y paseos de compras (citando a Koolhaas, 2001). Encadenado a estos procesos materiales y simbólicos se dieron figuras de gestión urbana que procuraron ensamblar la actuación pública y privada, dentro de los denominados Grandes Proyectos Urbanos, (Cuenya & Elinbaum, 2020), donde se generaban normativas especiales para renovar sectores de las ciudades decaídos por el agotamiento del modelo industrial y el estado benefactor. En Montevideo se apreciaron procesos asimilables a los GPU. Primero, de forma precoz, el fenómeno de Montevideo Shopping, en el predio del ex hospital para tuberculosos Fermin Ferreira. Posteriormente el resto de este amplio predio fue trabajado como GPU bajo la grifa de Word Trade Center Montevideo. Con un desarrollo gradual de torres de oficinas. No se trata sólo de elementos espectaculares, sino de nuevas configuraciones urbanas que reflejan una evolución material de la ciudad. Pero también es el caso de Zonamerica o Aguada Park. Enclaves de suelo con alta inversión más bien autónomos de su contexto circundante.

También aparecen arquitecturas corporativas desarrolladas por firmas globales y que apostaron a un lenguaje “genérico”. Fue el caso de la Torre de las Telecomunicaciones del arquitecto Carlos Ott.


14. CIUDAD INCONCLUSA. Del desfase normativo 1947-

Esta especie de “contra episodio” surge de una definición de definición de fragmentos que han sido testigo de normativas que quedaron desacompasadas a la realidad material del desarrollo urbano. En particular, herederas de optimistas escenarios de reconfiguración vial dadas en las ordenanzas de 1947 y afectaciones derivadas del Plan director (1956). Allí está el triángulo delimitado por Av. Luis Alberto de Herrera, Br. José Batlle y Ordóñez y Av. José Pedro Varela. Siguiendo a Novick (2022) se trata de territorios conformados por restos, fragmentos y residuos de figuras planificadoras que no lograron consolidarse por completo. Estos proyectos, aunque no se desarrollaron en sus aspiraciones iniciales, terminan caracterizando ciertos lugares de la ciudad como espacios incompletos o intersticios. Entre estos espacios también se encuentran también el par La Paz- Galicia (extensión de Avenida Italia).